A la sombra del cipres, el olvido no olvida, el tiempo transcurre lento, y la suave brisa lo congela todo. Respeto tu respeto, ni palabras ni gestos, solo tus ojos cargados de todo y sin mirar a nada. La nada hace un todo y todo es nada. La complejidad no va contigo, ser abstracto y soñador, recolector de pena, transmitidor de energía para realizar actos de "valor", en fin la eterna barandilla.
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2 comentarios:
Sueltate de la barandilla, a veces son engañosas y nos conducen por sendas traicioneras. Conduce por tu propio camino.
A veces las barandillas pierden su propio sentido. Menos mal que hay barandillas como tú que les hace recordar un poco quienes son. Me ha encantado tu texto... creo que lo tuyo,a parte de la fotografía y la sinceridad, es escribir.
Gracias por ser tu una de mis grandes barandillas. Besius, xiqueta
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